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JAVIER SEGURA

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CRIMEN CONTRA LA MEMORIA. EL CASO DE EL FEDDAN EN TETOUAN, MARRUECOS

2 septiembre, 2017 por JAVIER SEGURA 1 Comentario

Antigua plaza de El Feddan, en Tetouan
La Plaza en la actualidad. Plaza de HassanII

La plaza conocida como El Feddan (el bancal) era el corazón de la ciudad de Tetuán. Situada entre la antigua medina y el ensanche construido bajo el mandato colonial español, tenía el sabor de un lugar de encuentro y esparcimiento popular. Pasar por Tetouan y no tomar un té a la menta, con hierbabuena y azahar, en cualquiera de las terrazas de los cafés abiertos a la plaza…¡no tenía perdón!El Feddan comenzó siendo el espacio, exterior a la muralla de la Medina, donde la poblacIón campesina llegaba, procedente de las kabilas de los alrededores, para celebrar el mercado. Durante el período colonial, en el que la ciudad se convirtió en la capital del Protectorado español en Marruecos, la plaza adquirió un importante significado por albergar la residencia de los dos principales poderes del mismo, el Alto Comisario, la autoridad colonial española, y el Jalifa, representante del sultán.

Un arquitecto español, Jose Gutiérrez Lescura, por encargo del cónsul español Isidro de las Casigas, emprendió en 1928 la urbanización de El Feddan, según el estilo andalusí, como una plaza ajardinada, con palmeras entre la vegetación, el pavimento alicatado, a la manera de las alfombras orientales, y un templete en el centro de factura nazarí, en perfecta armonía con la edificación circundante.

La plaza, bautizada como Plaza de España por el poder colonial español, se convirtió en el epicentro de la vida tetouaní, en el que la arquitectura oficial, la mezquita, las viviendas, las tiendas, los cafés y los jardines sirvieron de escenario al bullicioso trasiego de los viandantes.

Hoy, este espacio privilegiado ya no existe. Su desaparición no fue el producto de una catástrofe sino de una decisión: la del sultán Hassan II, padre del actual Mohamed VI, de transformar radicalmente la fisonomía de la plaza mediante la construcción del Palacio Real, a partir del antiguo palacio del Jalifa, edificio del siglo XVII, y de la antigua sede de la Alta Comisaria del Protectorado español, convertida tras la independencia de Marruecos, en Consulado de España. La remodelación, realizada en 1988, para la que se alegaron razones de seguridad, supuso el blindaje de la plaza como exclusivo espacio palaciego y, por consiguiente, la sustracción a la población de su uso y disfrute.

El Palacio Real de Tetouan es uno de los muchos de los que dispone la monarquía alaouita a lo largo y ancho de la geografía marroquí. Está permanentemente custodiado por efectivos militares y su acceso está prohibido a los visitantes. Su función, lejos de ser residencial, es la de demostrar el poder simbólico del rey sobre la población.

¿Cómo pudo cometerse tamaño atropello?

Entre 1981 y 1984, en pleno reinado de Hassan II, tuvieron lugar en Marruecos los levantamientos populares conocidos como “revueltas del hambre”, que en la zona de El Rif y, por tanto, en Tetouan se iniciaron en 1984 con una amplia huelga general. La respuesta gubernamental fue una brutal represión en la que no se dudó en emplear contra la población civil, de manera indiscriminada, artillería, tanques, helicópteros y ametralladoras.

A día de hoy se desconoce el número real de víctimas. Los enterramientos secretos en fosas comunes y la presencia militar en los hospitales, que impidió que los heridos acudieran allí, lo impidió.

Al volver a Tetouan en 1998 pregunté por la antigua plaza El Feddan. Una persona me explicó lo sucedido: “Antes era de todos, ahora es de uno”.

http://www.javisegura.es/index.php?gf-download=2017%2F09%2FPlaza-de-Hassan-II-Tetuan.jpg&form-id=2&field-id=5&hash=183c249e254d0c00045c4069a1a4ccbcea692c06b0b4940fb67acbfd4081785d

Categoría: El universo de la historia

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Comments

  1. Enrique says

    4 mayo, 2020 at 03:06

    Un atropello cometido contra uno de los espacios más hermosos de Tetuán. Han pretendido reproducir el perdido Feddan en otro punto de la ciudad, a escala mayor, pero se ha perdido la gracia y el encanto del original. Marruecos necesita librarse de una vez de la infame familia real que lo controla todo en su exclusivo beneficio.

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